jueves, 30 de junio de 2011

El momento artístico como un momento educativo


ARTE EN ATELIER

Cuando una mariposa mueve las alas en Tailandia,
algo cambia en Nueva York.

“¡Mira esta escultura que hice!, me dice Ray al mostrarme un par de figuras de plastilina, representa mis miedos y esta otra representa la forma en que me sobrepongo a ellos. En nuestra escuela tenemos clases de Arte, Clown, Música, además dibujamos y coloreamos Mándalas como un sistema de conocerse a uno mismo”, recalca.

Efectivamente en esta comunidad educativa el contacto con el arte se incluye en la currícula escolar no tanto como educación estética o educación artística sino como un medio de expresión y de autoconocimiento. “En la educación toda manifestación artística tiene un aspecto muy importante; el aspecto de la sanación, nos explica Violeta Maldonado co-fundadora de Atelier Indigo. Y añade, estamos hablando de la creatividad en general, como una manera de liberación interior que aprovecha esa energía creativa personal que nos da vida. El arte nos hace caminar por el camino de las sensaciones, de las emociones y de los sentimientos. Explorarlos, admitirlos y manifestarlos es parte esencial de nuestra propuesta educativa. “

Pero, ¿de qué manera educa y cura el arte? preguntamos. “El arte educa cambiando la fisiología corporal y mental de una persona. Un cambio que va del temor a la libertad, de la contracción a la inspiración. El arte coloca al niño en un distinto patrón de onda cerebral, afecta cada célula. Cambia la percepción del mundo. Crea confianza, esperanza y seguridad.

“El arte nos lleva a nuestro mundo interno permitiendo que se produzca el momento luminoso de la educación. El arte es la forma más antigua de relacionarse con el “sanador interno” ese sabio personal que me permite recordar nuestra esencia verdadera. La educación busca el cambio y el arte lleva la energía del niño a la creatividad produciéndose una transformación que afecta a los diversos niveles y sistemas personales” enfatiza Violeta.

El arte y la realidad cuántica
La mayoría de las personas todavía sostienen principios de una realidad cartesiana que afirma que causa y efecto son independientes del observador. De acuerdo a la física cuántica todo está interconectado, aún el observador mismo afecta los resultados mismos. Materia, energía, tiempo y espacio se afectan entre sí. De tal manera que cuando algo se mueve el resto se afecta. Cuando nos movemos en la conciencia del campo cuántico la probabilidad es mayor de que cuerpo, mente y espíritu se perciban como uno

En el mundo de la física cuántica, la luz se dobla cuando el observador se mueve, la materia se vuelve energía; el tiempo cambia a medida que nos acercamos a la velocidad de la luz y una partícula afecta a todo lo demás.

¿Cómo entender esta visión de unidad y totalidad en el campo educativo? Podemos asegurar que existe un momento educativo, un instante revelador. Es el momento personal de cambio y trascendencia y ocurre en los diversos planos. Es el lugar de la curación, es el lugar de los milagros. Si lo vemos desde un punto de vista trascendental es el “momento educativo” que detiene el mundo ordinario para palpar un lugar sin tiempo y sin espacio.

Y ¿cuál es la manera de ir más allá del espacio y el tiempo? La meditación es una manera, pero también el arte. Muchos hemos sentido ese momento cuando el tiempo desaparece, cuando se percibe o se hace arte. El momento educativo es el momento de palpar la armonía, el equilibrio y la resonancia; lo contrario implica bloqueo, contracción, destrucción y resistencia.

Es común escuchar que hacer arte es como si el tiempo volase o desapareciera, como si se estuviese en un lugar diferente. Por ello, hacer arte nos pone entre el tiempo y el espacio, en un lugar donde estas leyes no se aplican de la misma manera, donde la persona como observadora crea la realidad e influye sobre los resultados y donde todo está interrelacionado.
Hacer arte es como la acción de rezar que tiene un impacto en el tiempo y el espacio, pues se establece otro nivel de interrelación con la realidad donde “el momento educativo” tiene mayores probabilidades de manifestarse. El momento educativo es como el “eureka”, es como la inspiración, es como la intuición humana que se revela.

Cuando hay un desequilibrio en la persona se produce una energía destructiva interna y externa. El arte nos permite construir. Es la forma más antigua, junto con el rezo, de conectarse con un espíritu superior, diferente a lo cotidiano, donde la energía del desequilibrio busca su propia transformación. Este es parte de un proceso de cambio en la educación.
Ya Platón enunciaba en su libro La República, que “el arte debe ser la base de la educación. Y más recientemente el destacado teórico del arte Herbert Read hace una invitación a quienes de algún modo estamos vinculados con la educación para que “nuestra actitud monótona y displicente y nuestra visión sesgada de las actividades propias del oficio, se encaminen por la ruta de la estética, de la belleza, de la creatividad, del juego”.
En su libro Educación artística y desarrollo humano, Howard Gardner afirma, concediéndole la razón de sus propuestas a Read que: “En el trabajo llevado a cabo con mis colegas durante los últimos años...se encuentran pruebas convincentes de que los estudiantes aprenden de manera eficaz....cuando su aprendizaje artístico está anclado en la producción artística; cuando hay un intercambio fácil entre las diversas formas de conocimiento, incluyendo las formas intuitivas, artesanales, simbólicas y nota-cionales; y cuando los estudiantes gozan de una holgada oportunidad para reflexionar sobre su progre-so. Es necesario, urgente, si se quiere tener un país con mejores oportunidades, con mejores personas, con mejor calidad de vida, ceder el paso a una educación más integral, más dinámica, más ecléctica y menos verbalista y academicista.
Cuando el docente se para al frente de un grupo de niños o jóvenes ansiosos y les retribuye esa ansiedad con exagerado verbalismo o con la actitud pasiva y rutinaria de quien no tiene nada más que ofrecer, siente en carne propia la frustración y la rabia de saber que ellos están siendo engañados.
La taza está llena y ha comenzado a rebosarse. Las amenazas, los regaños, los insultos, las palabras vacías, no calan en lo niños y jóvenes. Sólo la acción de una verdadera propuesta revestida de percep-ción, de creatividad, de belleza, de arte, de ciencia, de lógica combinadas, llegará al cerebro y al co-razón de los estudiantes y despertarán del letargo humillante que los acosa y los tiene como muertos.
(carlos martell)

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